Un fluido que
hospedan nuestras venas,
Único e inimitable
tono tiene
Color rojo aparenta
ser apenas,
Pero vasta amalgama
contiene.
¿Por qué razón es
tan preciada?
¿Tal vez un tanto
sobreestimada?
Crea moral
encrucijada
El sólo hecho de ser
tocada.
Tan valioso como es
grotesco,
Río espeso en fluir,
¿Está pútrido o es
fresco?
Difícil definir.
El hueso no toca,
Sino que toca la
piel,
Libre desemboca,
Con espesura cual
miel.
Dentro del cuerpo es
fuente de vida,
Al exterior provoca horror.
Por el corazón no
halla salida,
Por fuera huye al
derredor.
Tan hermoso es este río,
Delicado, sin
mancilla,
Que con el mínimo
desvío,
Sucio y repugnante
se trilla.
Cuando el metal
penetra la carne,
Sangre sale en
resultado,
El acero la porta
encima,
Con el crimen
comprobado.
Desde la tumba brota
su eco,
Con olor pesado y
podrido,
Pertenece a un
cadáver seco,
Otrora un ser
querido.
Parte del cuerpo
imprescindible,
De éste emana la
vida,
Le da al rostro tono
visible,
Permanente sella la
herida.
Costra produce, cuando endurece,
Fuerte barrera a la
inmundicia,
Tan poco atractivo
aparece,
Que ahuyenta la
suave caricia.
Complejo líquido
ves,
Produce odio a la
vez que amor,
Regalo invaluable
es,
De un celoso, más
justo, Dador.
¿Qué es la sangre, Señor?
Mandamiento nos
ordenas,
De no ingerirla o
derramarla,
Tan dura resulta la
pena,
Pocos se atreven a
ignorarla.
Más otra sangre nos
es dada,
Única en su clase y
santa,
Limpia, hermosa y
velada,
La gente agradecida
canta.
Singular es por su cualidad,
Limpia como el agua
más pura,
Lava fuera toda
iniquidad,
Digna regresa la
hermosura.
Esta no es sangre
humana,
Simple y
dispensable,
Gesto de bondad
cercana,
Amoroso y amable.
Del Salvador es
parte,
Hacia nosotros
derramada,
Salvación nos comparte,
Por Supremo Amor nos
es dada.
Dios mío, esta
sangre es bella,
Llena un vacío más
que nada,
Danos más de ella,
Nuestra alma sea
lavada.
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